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miércoles, 4 de marzo de 2015

La invariabilidad de mi "yo"








Han pasado los días, con "fortuna" he estado tranquila, aunque los ataques se suceden repentinamente, por lo menos la tajante ansiedad no ha tocado a la puerta de mi piel.

En estas horas de apariencia apacible, lleno cuanto pueda de letras y demás curiosidades intelectuales mi cerebro, solo así puedo permanecer lucida a la sensación de perder el juicio, el sentido y a no poner en riesgo mi humanidad con las miles de locuras que se cruzan por el rio de mi existencia.


A pesar de que he dejado la terapia, y debo reconocer que he tenido dudas sobre ello, me he sentido un poco mejor; me doy cuenta y tomo conciencia de que mi negatividad tanto como mi escasa positividad son parte de mi, que no puedo ignorarla, que por mucho que diga la sociedad sobre ser feliz, no es lo único como ser humano a  lo que estar apegado, la tristeza también es valida, es sin duda parte del espíritu y de la carne del ser humano.

Ahora no dudo en tener ratos felices, pero desde que tengo juicio mi compañera inseparable, de experiencias irreconciliables, y de memoria melancólica ha sido la tristeza. Ahora solo esbozo una sonrisa irónica, porque me pongo a pensar como las personas, la sociedad, trataron de amputar de mi ser una parte que me acompaño, que me hizo buscar el conocimiento en todas sus formas. ¿Por qué traté de ser como ellos? hasta que punto me convencieron, de venderme una idea retrograda de felicidad como si fuera comercial de jabón de los años 60.


Hoy me doy cuenta que no puedo alistarme en sus líneas, deserte, la noche en que me di cuenta que estar mal no es malo, que es parte de mi humanidad individual y que nadie puede cercar mis definiciones sobre el mundo interior.

Lo único que se, es que no puedo dejar atrás mis ideales, por absurdos que puedan sonar para el adulto que ahora soy, que tengo que recordarlos cada vez que traten de imponerme el muro, de una sociedad regurgitada por el eurocentrismo y las bagatelas en donde se sostiene la burguesía; que me lamento alguna vez quise encajar.

La verdad es que yo solo soy yo...


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