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jueves, 2 de abril de 2015

Yo y una ella de negatividad bífida





Casi termina la semana y esa alguien ha tenido el atrevimiento de hacerme pesados los días, se que soy yo, pero interminablemente aparece, la atraen una palabra, expresión o coyuntura de mis pensamientos negativos, que podrían hacer de un simple comentario la peor de las tormentas, trato de mantenerla débil, cerrando mi lengua a toda proporción alimentaria. Quiero quebrarla por un tiempo para que no pueda causar mas daño a los demás y en consecuencia parar la mea culpa, que hierve en mi cabeza.

No se porque lo hace, tal pareciera que le excita tener esa actitud hacia las personas, quiere sentirse poderosa esparciendo odio, coraje y aprehensión en los demás, pero no soy yo, no soy ella, sin embargo ella respira, come, escucha a través de mi, ve cosas que yo no percibo negativas y las corrompe para que la pintura de la realidad mengue toda la poca felicidad que consumo, roba mi sonrisa, mis breves alegrías y hace que de golpe odie todo hasta el hastío.




Ella hablo ayer, dejo salir todo como si nada le importase, y luego estoy yo ahí, remendando lagrimas invisibles, para tratar de arreglar todo. Estaré atenta, ahora estoy tranquila, dejo que el café vierta en mis sentidos la palabra : alerta, por cualquier cosa.

Solo quiero ser yo, quiero tener mi tristeza de siempre, no una autoimpuesta por aquello a quien miro todos las noches en el espejo.




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